Punteroderecho se cansó de copiar cosas en el blog. Dice que se quiere poner a charlar con gente desconocida, andar la calle, parchar con los hijos. Más que todo eso. A veces me da por esas: andar la calle y charlar con desconocidos, más que todo, porque hijos no tengo (bueno, me gusta jugar con perros, pero no son míos en el sentido de que yo no les compro el cuido, aunque sí les tengo mucho cariño). Desde hace mucho que tengo ese impulso por hacer etnografía urbana sin propósito andando por ahí hablando con gente y parchando. A veces conoce uno gente muy bacana. El problema es que nunca he tenido el talento de hablar con la gente, me eduqué con mucho formalismo y no se me da natural la vaina, al punto de que soy capaz de pasar tanto tiempo repasando lo que voy a decir que ya desisto de cantárselas, por ejemplo, a los hijueputas que hablan duro en la biblioteca (un saludo a ellos) sabiendo incluso que lo que les voy a decir está perfectamente fundamentado en una cantidad de normas tácitas y escritas a las que puedo apelar en defensa mía cuando me acusen de grosero. Debe ser que necesito un psicólogo que me aconseje. De verdad me gustaría mucho que me saliera natural eso de ir y charlar digamos con el panificador o con la muchacha que vende chance.

Hablando de todo un poco, ya que estamos en confianza: en estos días me fui a comprar unos buñuelos y unas arepitas horneadas de queso en la panadería del barrio y fui testigo de una corrección lexicográfica lo más de curiosa. Resulta que la muchacha que atiende el mostrador le estaba vendiendo unas empanadas a una viejita pelicortica cualquiera, el nombre no viene al caso, y la viejita se antojó como de un pedazo de torta. Entonces le pregunta a la muchacha que esa torta de qué es, a lo que la muchacha perpleja le responde que no sabe, que espere ella averigua, luego de lo cual le pregunta al panadero que estaba escurriendo unos buñuelos que esa torta de qué es. El asunto es que la muchacha le preguntó de una manera muy formal, algo inusual, con las siguientes palabras exactas: «Oiga, señor panadero, que esa torta de qué es». Lo que viene a continuación constituye el meollo del asunto. El tipo le responde: «Panadero no, señorita, panificador, yo tengo diploma del SENA».

Un pensamiento en “

Comenta esto